Fundado a principios del año 2003 por un grupo de empresarios y galeristas relacionados con el arte y la creación cultural e inspirado en un proyecto similar surgido un tiempo antes en Ciudad del Cabo, ciudad natal de uno de sus fundadores, alberga en la actualidad más de setenta galerías de arte, cinco museos, varios estudios de arte y desde el año 2009 una de las mayores exposiciones al aire libre de arte urbano del mundo, conformado por más de mil murales, que lo ha situado como uno de los lugares de visita obligada para todo aquel que recale en Miami.
Por allí han pasado y dejado muestras de su talento algunos de los más importantes artistas callejeros de la actualidad. Nombres como Os Gemeos, Invader, Kenny Scharf, Shepard Fairey, Aiko, Liqen, Ben Jones, Jim Drain, Ara Peterson, Ryan McGinness, Vhils, Retna, Stelios Faitakis, Clare Rojas, Sego, The Date Farmers, Ron English, Jeff Soto, Logan Hicks, El Xupet Negre, Joe Grillo o Gaia, entre muchos otros, vanguardia todos ellos de uno de los movimientos artísticos más importantes de las últimas décadas. Movimiento que ha llenado las fachadas de las principales ciudades del mundo de obras y estilos que poco a poco van calando en la cultura visual colectiva y que cada vez valoramos más, contribuyendo a que el grafiti sea aceptado por el gran público, un recurso de expresión que en demasiadas ocasiones se ha asociado con el vandalismo y la destrucción del inmobiliario urbano.
Convertido ya en una de las múltiples atracciones turísticas de la ciudad, el Distrito de Arte de Wynwood alberga multitud de actividades, visitas guiadas y múltiples negocios de hostelería diseñados siempre a la última, siendo un motor cultural que congrega a artistas, comisarios y galeristas venidos de todo el mundo y que colabora con ferias de arte de primer nombre.
Un caso de éxito del tan en boga proceso de gentrificación en el que una zona urbana deprimida y más o menos céntrica consigue reconvertirse en un lugar de moda y que guarda similitudes con los procesos de regeneración habidos en otros barrios de grandes ciudades como Williamsburg en Nueva York, el Brick Lane de Londres o el Mission District de San Francisco, lugares antaño de poco atractivo y que gracias, entre otros factores, al asentamiento de gentes del mundo del arte atraídos por los bajos precios de alquiler, acaba convirtiéndose en un polo que define la modernidad y al que todo el mundo quiere ir. Un proceso de evolución no exento, por otra parte, de efectos colaterales no deseados como aumento de precios, cierre de antiguos comercios, desplazamiento de la población oriunda o el desembarco de grandes marcas ávidas de negocio que puedan acabar por desnaturalizar lo que de especial tienen lugares como este barrio de la soleada Miami.