La culinaria es a día de hoy una de las disciplinas dentro de la fotografía que cuenta con una mayor popularidad gracias entre otras cosas a su masiva presencia en las redes sociales. Hablamos con una de las autoras más destacada del género, Virginia Martín Orive, sobre su forma de trabajo, los retos que ha de afrontar a la hora de construir y fotografiar una escena en la que los alimentos son lo principal y la capacidad de recrear en una imagen todas las sensaciones que el arte de la cocina debe despertar en nuestros sentidos.
Para empezar una pregunta casi obligada, ¿qué fue primero en tu vida, la fotografía o la gastronomía?
La gastronomía sin lugar a dudas, lo que no quiere decir que actualmente sea más relevante. En mi vida desde que recuerdo, la buena mesa siempre ha estado presente, más viviendo en una zona como es el País Vasco, donde la gastronomía y la buen mesa se encuentran presentes en prácticamente todos los ámbitos de nuestra vida.
Si bien el equipo técnico utilizado por un fotógrafo no es un tema sobre el que se suela preguntar ya que es su forma de mirar lo que ha de primar en su obra, en un trabajo como el tuyo en el que la perfección técnica de la imagen es una de las prioridades, quisiera saber cuáles son tus herramientas de trabajo.
Obviamente un buen material fotográfico es importante para conseguir imágenes de calidad, pero casi te diría que no es lo principal, lo principal es la persona que está detrás de la cámara como bien dices. Hoy en día en que las redes sociales son un vehículo importante de transmisión y donde se comparte una parte importante de nuestras imágenes, la resolución es tan pequeña que incluso un móvil con una buena cámara sirve.
No obstante, si quieres hacer uso de tus fotografías en otros formatos, como papel o en otros medios como publicidad, una buena herramienta es fundamental. Yo utilizo luz natural para mis fotografías. Mi equipo está compuesto por mi Canon 5 Dmark III y fundamentalmente para fotografía gastronómica utilizo como objetivo el Canon 50 mm 1.2, muy luminoso. Además, en fotografía gastronómica con luz natural, no puede faltar un trípode por las velocidades a las que tenemos que disparar. Hoy en día el trípode debe poder incorporar el brazo horizontal, básico para las tomas cenitales tan en boga, en mi caso tengo un Manfrotto. Y por supuesto no puedo dejar de mencionar el control remoto, ya que en muchas de las fotografías me gusta incluir el elemento humano y el movimiento, y suele ser a través de mis manos, que por supuesto no pueden estar a la vez en la máquina y en el plato.
¿Puede hablarse de un estilo propio que distinga tus fotografías de otros expertos especializados en fotografía culinaria? ¿Cuáles serían las principales características del mismo?
Yo llegué a la fotografía gastronómica desde la pintura y creo que si hay algo que cabe destacar en mis fotografías es, que en ocasiones “parecen cuadros”. Me gusta mucho utilizar la luz y los claro-oscuros para dar profundidad a la imagen y sobre todo para conmover, para contar una historia.
«El preciosismo ha de desterrarse del discurso artístico». Esta afirmación la escuché en boca de un fotógrafo que venía de alguna forma a menospreciar el uso de la fotografía con fines meramente descriptivos, alejados de la expresión artística, por muy correcta que la composición e iluminación de la escena sea, ¿qué opinión tienes sobre dicha afirmación?
La comunicación a través de la imagen tiene múltiples canales. Uno de ellos es el artístico evidentemente, que no tiene mucho que ver con el meramente descriptivo. Pero no creo que por ello tenga que menospreciarse este último, que cumple también su misión, como es trasmitir mensajes en el ámbito publicitario, o realidad desde un punto de vista concreto, en la fotografía que acompaña a la fotografía editorial de libros y revistas gastronómicas. Todos son necesarios e igualmente importantes, aunque en ámbitos distintos.
La fotografía culinaria tiene a priori una finalidad que quizás tiende más hacia el ámbito comercial que al artístico, pero, ¿cuán importante es la creatividad a la hora de montar la escena y en cuánto se basa en la aplicación de técnicas ya implementadas? En suma, ¿hay espacio para crear algo nuevo en un género así?
Precisamente a eso me refería en tu anterior pregunta. No por el hecho de tratarse de una fotografía publicitaria o comercial, debe dejarse de lado el aspecto artístico. Detrás de una fotografía comercial hay mucho trabajo no solo técnico, sino también creativo. Cuando alguien te pide un tipo de imagen para una campaña publicitaria, debes partir del mensaje que quiere trasmitir, pero a la hora de llevarlo a la práctica, aplicas tu impronta, tu creatividad, tu forma de observar la realidad tras el objetivo. Quizás en la mayoría de los casos no sea tan evidente como en la fotografía puramente artística, pero es así.
Por tu experiencia, ¿existe algún tipo de alimento que sea especialmente difícil de fotografiar? Alguno especialmente, por decirlo de algún modo, fotogénico?
La carne, tanto cruda como cocinada, es especialmente difícil de fotografiar. La carne cruda, por el rechazo que puede suponer en muchos casos su imagen. Tienes que saber encontrar el punto adecuado (color, luz, humedad, encuadre…) para hacerla atractiva y que incluso un vegetariano encuentre la imagen “bella”. Y la cocinada porque el propio color oscuro, la hace complicada para hacerla atractiva al paladar.
Las judías verdes en conserva resultan también complicadas, el color verde que ofrecen habitualmente, las hacen poco apetecibles y resultan especialmente complicadas, te lo aseguro.
Las redes sociales, en especial Instagram, han puesto de moda una práctica que hace unos años resultaría algo chocante, fotografiar la comida que nos sirven en restaurantes. Allí pueden encontrarse millones y millones de imágenes de platos de todo tipo, ¿Este fenómeno es algo positivo para este género de la fotografía o puede condenarlo a la irrelevancia por saturación de oferta?
Yo creo que no va a cambiar el interés por la fotografía gastronómica de calidad, la imagen es uno de los vehículos de comunicación más importantes hoy en día, lo vemos cada día, en el mundo de la publicidad o el mundo editorial. Pero sí te diría que personalmente me crea una saturación, porque en la mayor parte de los casos resulta prácticamente imposible (lugar, luz, entorno…) obtener imágenes que pongan el exquisito plato a la altura de la fotografía y eso no va ni en beneficio de la gastronomía, ni de la fotografía.
Puedes admirar el trabajo de Virginia Martín Orive en su blog: