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treinta: una exploración íntima de la existencia

  

Laura C. Vela y Xirou Xiao presentan “treinta”, un proyecto en común de marcado carácter poético e intimista que combina fotografía, texto y dibujo, en el que se reflexiona en torno a la idea de cumplir treinta años. 

¿Cómo surge la idea de llevar a cabo un libro como «treinta»? ¿Qué podremos encontrar en él? 

Xirou: Al cumplir 30 años, vivía en una etapa de cambio vital. Me mudé a la sierra de Madrid y me acerqué a la naturaleza, empecé a “parar” y “pausar” más para repensar y sentir qué estilo de vida quiero vivir, qué cosas son importantes para mí, cómo puedo conseguir la satisfacción de mi vida, cómo puedo estar a gusto conmigo misma. Entonces, en este proceso del cambio y de crecimiento, estoy sufriendo y al mismo tiempo disfrutando. Invité a Laura y le pregunté si le apetecería hacer un nuevo libro sobre esta etapa. También era mi intención invitarla como amiga para acompañarnos juntas en estos momentos vitales, y hacerlo desde la creatividad.  Lo que podéis encontrar en el libro, es un mundo interior mío y de Laura que reflexionamos y dialogamos sobre estos dos años, alrededor de 30. 

Laura: Xirou me pidió que le hiciese una sesión de fotos por su 30 cumpleaños. Quedamos en la sierra, donde se había mudado, e hicimos distintas fotos de desnudo, para ver los cambios del cuerpo y como una especie de catarsis, y también de sus objetos, ritos, rutinas. Después de esta primera sesión continuamos haciendo algunas más, y la amistad se convirtió en ese espacio en que jugar, experimentar y conocerse. Además de las fotos, nos intercambiábamos dibujos (de Xirou) y diarios (de ambas). El libro recoge todo esto, como un diario compartido de dos amigas que están creciendo y explorando.  

Para mí, treinta es también una reconciliación con la edad y los cambios que conlleva… cambios profesionales, personales, y también corporales. En el libro hablamos mucho de la decepción, de los miedos, de la tripa que nos ha salido y del pelo… Esto me recuerda a unas palabras de Lin Yutang que metí en el libro: “Solo cuando están sueltos los pies y las manos, y cómodo el cuerpo, puede estar cómodo el corazón también. Entonces es cuando ante mis ojos hay amigos que conocen mi corazón, y a mi lado nadie hay que me lastime los ojos”. La filosofía del alocamiento y de la felicidad está muy presente en el libro porque está presente en nuestra amistad. 

Es vuestro segundo libro en común, ¿ha sido más sencillo el proceso de creación por la experiencia acumulada en el proyecto anterior o ha sido necesario abordar nuevas formas de encarar el proyecto? 

Xirou: Obviamente, la experiencia acumulada en el proyecto anterior cuenta mucho en este segundo libro. Pero no es algo matemático. Además, estos dos libros tienen dos iniciativas diferentes. También con Laura ya no somos “iguales” que hace unos años. Entonces, no puedo decir que en este segundo libro ha sido más “sencillo”, porque tampoco puedo decir que la vida que refleja en el nuevo libro es más “sencillo”. Las nuevas formas que encaran en el libro treinta, puedo decir que tienen más diálogos entre Laura y yo (en el libro anterior, Laura está “escondida” detrás de su cámara, y su “voz” en la primera persona no es visible). Y luego muestro más dibujos míos.  

Laura: el libro anterior, Como la casa mía (ed. Dalpine, 2019), está firmado solo por mí porque nació de pulsión mía, con Xirou como protagonista, pero con mi dirección y conceptualización. Creo que podría decirse que era un libro sobre ella y su proceso en la búsqueda de un hogar y un lugar, pero treinta es ya un libro con ella, de las dos, que de hecho nace de una idea suya. En treinta todas las decisiones las hemos tomado juntas y hay muchos más elementos que en el anterior, porque ahora son dos autorías, y ha habido que pensar en nuevas formas de ensamblaje y convivencia de nuestros mundos y voces. Por ejemplo, gracias a una idea de Gonzalo Golpe, co-editor de libro, trabajamos de una forma orgánica: volcamos las fotos en un cuaderno, luego Xirou dibujaba e intervenía, y después colocábamos textos. Cuando el cuaderno estuvo listo, lo escaneamos y pasamos a armar el libro en el ordenador junto a los diseñadores Underbau. Nos interesaba esta forma de trabajar porque se parece más a nuestra amistad que haberlo hecho todo directamente por ordenador. Esa idea de jugar, de volcar tu trabajo encima del de la otra, de recibir algo íntimo y material que una amiga tuya a hecho y corresponderle… 

Viendo imágenes y dibujos y leyendo los textos asistimos a todo un ejercicio de introspección, de mostrar vulnerabilidades, sentimientos íntimos y entrega mutua. Muchos hablarán de la belleza de la obra en sí. Yo además añadiría que es un trabajo valiente. 

Xirou: Sobre “valiente”, como coautora desde dentro, a nivel personal, yo no percibía tanto la valentía, porque para mí era más el deseo de expresar y compartir al mundo, aparte de la creatividad, es como un acto testimonial.  

Laura: Nos hemos abierto como nunca y hemos intentado mantener esa naturalidad y sinceridad propia de las conversaciones íntimas. Hay textos que son mensajes que nos mandábamos por WhatsApp… Algunas cosas nos daba miedo publicarlas, pero por otro lado también nos hacía ilusión compartirlas y esperar que el libro sirva para encontrar resonancias, nuevas amigas, complicidades. 

A pesar de vuestra juventud acumuláis ya una trayectoria artística importante, ¿qué situación asume quien pretenda ser artista hoy en día? ¿Hay público suficiente? ¿La precariedad es algo inevitable? 

Xirou: Ser artista en el contexto español, en el mundo cultural donde suelo mover yo (lo comunitario, educativo y de la mediación intercultural) la precariedad es un tema inevitable, para mí, es una lucha constante hasta este momento. Siento que lo que gano no corresponde con lo que debería valer. Quiero ser una artista con dinero. Por otro lado, defiendo y valoro mucho el lenguaje artístico y creativo, porque realmente creo en ello y creo que es una herramienta para la transformación social y para el florecimiento humano. Desde mi opinión, hay público más que suficiente, porque cuento con todo el mundo y el mundo entero. (No estoy generalizando para nada, al revés, se trata de necesidades y enfoques in-situ, y siempre hay).  

Laura: La artista debe asumir que necesitará grandes dosis de paciencia, entusiasmo, entereza y una red que la sostenga. Paciencia para esperar a que lleguen los frutos, después de haber ido plantando florecitas durante años, porque no existen atajos (si acaso, el dinero: dinero para ir y presentarte a muchas residencias, becas, concursos…). Entusiasmo para mantener la energía durante este tiempo en que esperas, para gestionar tu tiempo y tus proyectos y llevarlos a cabo, y para lidiar con todo el trabajo sin remunerar que tendrás que asumir hasta que consigas vender o colocar las obras. Entereza para no dejarte llevar por todas las voces que te van a rodear y decir lo que debes hacer, o que lo dejes y hagas otras cosas más serias.  Y una red que te sostenga, porque para mí es imposible dedicarte al arte y la creación sin amigas en las que apoyarte, sin una familia que pueda ayudarte cuando lo necesites, y sin otras compañeras con las que compartir contactos, encargos, oportunidades. Si haces el camino del arte sola, es muy duro. Creo que sí hay público suficiente, pero hay que llegar a ellos. No todo pellizca a cualquiera, siempre habrá obras más minoritarias, pero para mí es suficiente. El problema no es el público sino lo que pasa mientras estás creando… Sin ayudas y sin apoyos, lo habitual es que tengas que trabajar a la vez que creas, así que acabas trabajando 12 horas al día los 7 días de la semana. Más que precaria me siento agotada. 

David Tijero Osorio:
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