Javi Amezaga presenta Surfing the Basque Country, un cuidado trabajo en el que pretende reflejar la historia del surf en Euskadi, uno de los lugares más privilegiados del mundo para la práctica de esta disciplina deportiva, que más que un deporte, es toda una forma de vida.
¿Qué encontrará el lector en este «Surfing the Basque Country»? ¿Es un libro destinado a los amantes del surf o pretende llegar a todo tipo de público?
Es un libro de surf y obviamente va dirigido principalmente a gente ligada con el surf de una u otra manera. Pero no solo practicantes, también va a toda esa gente que de alguna forma se relaciona con surfistas; familiares de surfistas o personas interesadas en recordar aquellos veranos en la playa en los que formaron parte de las agrupaciones de surfistas que aparecen en el libro. El hecho de que sea un libro con un potencial visual tan marcado, hace que resulte atractivo para acercar a los amantes del océano y de la fotografía. El libro está estructurado en tres bloques, por un lado está la parte histórica, relata la forma en la que el surf entró en el País Vasco y las agrupaciones o tribus que se formaron en las primeras décadas. Una segunda parte va dedicada a las excelentes olas que tenemos y al surf de ola grande, en lo que somos una referencia mundial. Y el tercer bloque en todo lo que va alrededor del surfing: el arte, los personajes, la labor de la Federación Vasca y la industria del surf en Euskadi
¿Qué diferencia al surf de otras disciplinas deportivas para que su influencia trascienda el ámbito meramente deportivo?
Aunque cada vez haya más gente que se introduce en el surfing para practicar un deporte que les pueda resultar más o menos atractivo, una vez que te engancha, el surfing te hace cada vez más dependiente, porque aporta un punto de placer muy especial. En cierta forma puede compararse con el sexo. Por eso un surfista dedicará todo el tiempo libre que le sea posible a surfear, y organizará sus vacaciones en función del lugar más apetecible donde surfear las mejores olas, en aguas cálidas, tropicales o donde haya mejores olas en una determinada época del año, dentro de las posibilidades de su bolsillo.
¿Puede hablarse de un estilo o unas condiciones propias que hagan al surf practicado en las costas vascas tener algún tipo de elemento diferenciador con respecto al practicado en otras latitudes del mundo?
Tal vez se deba tomar al contrario, es decir, cualquier surfista de cualquier rincón del globo tiene un estilo propio igual o similar a la del resto de surfistas del mundo, por encima de sus condicionantes culturales, étnicos, religiosos, etc… Un surfista es ante todo un surfista, viva donde viva, y se entenderá con cualquier otro surfista en un mismo código. Incluso en la forma de vestir…
¿Es exagerado considerar a la costa vasca como la mejor zona europea para la práctica del surf?
No es exagerado. En poco más de 100 kilómetros de costa tenemos una incomparable concentración de olas de la mejor calidad. Esto se debe a la orientación de nuestra costa y a la formación tan variada de fondos: calas, playas, arrecifes, bahías, desembocaduras, etc… Empezando por Mundaka, considerada la mejor ola de Europa, seguida por varias de las mejores olas para “big surf” como Meñakoz, Punta Galea, Roka Puta; o beach breaks como La Zurriola, Zarautz, Bakio, Sopelana…
Pero al mismo tiempo esto genera un gran problema de masificación, ya que el número de surfistas es muy alto y al mismo tiempo los arenales son escasos y de tamaño pequeño, sobre todo si los comparamos con las extensas playas de Cantabria, Asturias o las Landas en Francia.
La profesionalización, patrocinadores, merchandising, los circuitos y competiciones internacionales… ¿corre el surf el peligro de perder esa esencia que lo define de fluír con la naturaleza para devenir en un mero espectáculo deportivo?
Digamos que todo lo que rodea el surfing tiene sus altibajos. Las marcas de surf han sufrido varias crisis debido en parte a una ambición excesiva de crear una moda que trascienda al propio mundo del surfing. La imagen del surf también está siendo utilizada para promocionar productos de todo tipo, y muchas de las competiciones de surf han dejado de levantar interés, exceptuando las de mayor nivel internacional celebradas en las mejores olas del mundo.
Pero el número de practicantes nunca ha dejado de crecer, la pasión por el surfing sigue estando ahí, cada vez se venden más tablas y más neoprenos y hay más escuelas de surf. Digamos que la parte “core” del surfing siempre ha mantenido su crecimiento.
Y los surfistas de todo el mundo se siguen enganchando a una actividad que trasciende de lo meramente deportivo al disfrute de la naturaleza. De hecho hay una preocupación generalizada por el medio ambiente entre los surfistas, ya que la calidad de las aguas son un factor del que dependemos para poder practicarlo. Y las propias marcas de material duro están invirtiendo en investigación para conseguir materiales más ecológicos con los que fabricar las tablas y los trajes de goma.
«Surfing the Basque Country» Javi Amezaga. 208 páginas, 45 Euros
(A la venta en www.surfing.eus)