A pesar de su juventud, Miren Pastor es uno de los nombres más conocidos dentro de fotografía en su vertiente más artística. Gran valedora en el auge del fotolibro, combina junto a su faceta de creadora labores de comisariado y gestión cultural. Hablamos con ella para saber más sobre sus inquietudes y trabajo en diferentes proyectos.
Para quien no conozca tu obra, ¿cuáles serían a grandes rasgos el estilo y las inquietudes que definen tu trabajo fotográfico?
Mi obra se centra en los ciclos mestizos de personas y paisajes, donde la proyección recíproca de los unos en los otros los convierte en unidad. “Bidean”, que en euskera significa que algo o alguien está en proceso o en camino, representa el salto de la adolescencia a la vida adulta, buscando paralelismos entre las efímeras etapas vitales y los ciclos inestables de la naturaleza.
Los tres fotolibros publicados se han convertido en una herramienta clave para estructurar el proyecto y cumplen una doble función, como libro y como recurso expositivo. Al desencuadernar las páginas y seguir las coordenadas tímidamente indicadas en los bordes de las imágenes, el imaginario fragmentado se convierte a modo de un rompecabezas en un paisaje representativo que simboliza el inicio de una nueva etapa.
Tu nombre figura entre los de los principales impulsores del fotolibro en España, ¿qué fue lo que te sedujo de ese formato con respecto a otros?
Supongo que tuve la suerte de estar en el momento adecuado en el sitio adecuado. Después de licenciarme en Bellas Artes en Leioa, me mudé a Madrid, para realizar las prácticas con la artista Cristina Iglesias. Con la gran oferta formativa y cultural que ofrecía la ciudad, fue una escuela independiente y pequeña la que llamó mi atención. Estudiar en Blank Paper me marcó un antes y un después. Aquí descubrí el lenguaje fotográfico y la magia del fotolibro abrió un gran universo de posibilidades creativas para mi.
Además, tuve la suerte de formar parte del equipo durante casi una década, aprendiendo constantemente del contacto directo con autores y autoras que desarrollan sus proyectos en este formato. Aunque la escuela ya no existe, su mejor legado es Fiebre, el único festival en España en torno al fotolibro que este año celebra su décima edición y he tenido el placer de co-dirigir desde el inicio.
¿Tomas parte en todo el proceso en la creación de tus fotolibros o es un proceso en el que hay que saber delegar en otros?
Para mí hacer fotolibros es un trabajo en equipo. Como autores y autoras, creo que es muy necesario conocer nuestras limitaciones, puesto que si somos exigentes es difícil estar a la misma altura a la hora de crear las imágenes, redactar los textos, diseñar la maqueta, hacer la preimpresión o controlar temas de impresión y encuadernación. Al apostar por la autopublicación, con lo bueno y lo malo que ello conlleva, me ha tocado llevar las riendas durante todo el proceso, pero he tenido la suerte de colaborar con grandes profesionales que admiro y se han creado sinergias muy especiales de forma recíproca.
Desde el creador de los textos Iván del Rey de la Torre, el editor Gonzalo Golpe, el diseñador Alberto Salván, el presimpresor Víctor Garrido, el impresor Miguel Ángel Esteban, hasta la encuadernadora Isabel Zambelli, cada uno ha ido aportando su experiencia y saber hacer con el fin de mejorar el resultado final. Creo que tan importante como confiar en uno mismo es saber escuchar consejos de profesionales y dejarles hacer su trabajo, no por ello, el fotolibro será más o menos nuestro.
Háblanos de tu colaboración en el festival Baffest, ¿Que exista un certamen de estas características es algo positivo o es más un síntoma de una situación de desigualdad que debería ser solucionada lo antes posible?
Por suerte o desgracia, casi todas las oportunidades que me han surgido, tanto al exponer, como realizar encargos, dar clases o talleres, han sido porque estaban buscando perfiles femeninos. De no haberse dado esa circunstancia, seguramente no habría tenido una primera oportunidad y sin ello sería imposible despegar. Ojalá hubiera más iniciativas en esta línea, porque hasta conseguir la igualdad, aún queda un largo camino por delante. En mi caso el BAFFEST me abrió una puerta importante al invitarme a exponer mi proyecto Bidean en su primera edición, en 2016, junto a grandes fotógrafas que admiraba como Cristina De Middel, Cristina García Rodero o Lurdes Basolí. Seis años después el festival sigue apostando con fuerza por visibilizar el trabajo de mujeres fotógrafas y se ha posicionado en el contexto de los festivales de fotografía más importantes a nivel nacional. Tanto como autora, y comisaria durante tres ediciones, creo que es un festival que hace una labor fundamental, no solo por mostrar el trabajo de fotógrafas reconocidas, sino por crear un espacio para las mujeres y apostar por dar esa primera oportunidad a autoras que prometen, pero que todavía no han dado el salto.
Volviendo a los fotolibros, sucede en muchas ocasiones que son trabajos difíciles de entender, ¿es cuestión de falta de cultura visual por parte del espectador o puede que algunos se hayan creado de forma pretendidamente críptica?
No ha sido la primera ni última vez al decir que he publicado un fotolibro, que me preguntan “¿has escrito un libro?”. Hay que ser conscientes de que hay un gran desconocimiento en torno a este soporte y tenemos una gran labor por delante todos los creadores visuales que trabajamos en este formato para conseguir alcanzar nuevos públicos.
Cada tipología, temática, estilo… tiene su público y la gran variedad lo enriquece. En mi caso, si no entiendo un fotolibro en la primera lectura no lo veo como un problema. Me gusta tener que volver varias veces, retroceder en las páginas, analizar las diferentes capas, buscar guiños en la edición que sorprendan aún con el paso del tiempo… y a veces también ayuda investigar sobre el autor o autora y conocer mejor su contexto.
¿Hay algunas pautas que a la hora de abordar un fotolibro hayamos de tener en cuenta siempre para poder interpretar mejor lo que el autor/a del mismo pretende expresar? ¿A qué deberíamos prestar especial atención?
Como espectadora, me atrae mucho la secuenciación. Me fascina encontrarme un buen fotolibro con fotos que a priori pueden parecer aburridas, pero que gracias al ritmo en la edición, puesta en página y su materialización el discurso fluye correctamente, más allá del debate de que las fotos sean mejores o peores.
¿Qué futuro ves a ese formato físico en un tiempo en el que se ha producido una paulatina y últimamente acelerada virtualización de prácticamente todo?
Creo que el hecho de poder digitalizar un fotolibro, nunca sustituirá la emoción del pase de páginas, el sentir su tacto y la seducción del propio objeto como fetiche.
Compaginas el trabajo de fotógrafa con tareas de gestión cultural y también la docencia, ¿qué tipo de alumnos sueles encontrarte en los talleres que impartes? ¿es una experiencia que te enriquece o inspira para tus proyectos fotográficos o prefieres separar una actividad de otra?
Disfruto mucho dando clases, compartiendo mi experiencia y siempre se aprende algo nuevo. Los aspectos que más me fascinan se basan en adentrar a los estudiantes al universo del fotolibro, animarlos a desarrollar sus proyectos y motivarles a salir en busca de oportunidades. Más allá de crear proyectos, es importante también mostrarles cómo funciona el mundo laboral, cómo hacer frente a las dificultades con recursos por ejemplo para la búsqueda de financiación o cómo hacer llegar sus proyectos a las manos de quien les pueda interesar, a través de la creación de porfolios y el desarrollo de estrategias de comunicación a medida.
Esta entrevista la leerán muchos alumnos de Blackkamera, algunos de los cuales querrán hacer carrera profesional dentro de la fotografía, ¿cuál debería ser su prioridad para ello?
Desarrollar un perfil creativo es una carrera de largo recorrido y las prisas nunca ayudan. Creo que es fundamental creer en uno mismo, trabajar mucho, ser constantes y, sobre todo, hacer muchas, muchas, muchas fotos. Teniendo un buen trabajo de base, será más sencillo alcanzar el resto de metas, así que, ¡ánimo!
(Entrevista publicada originalmente en Kamera Magazine nº3 https://issuu.com/info-blackkamera/docs/kamera_magazine_iii/1)