El prolífico escritor navarro Patxi Irurzun presenta estos días su nueva obra «Los dueños del viento», una vibrante novela que puede encuadrarse en la categoría de histórica y que pretende ser un canto a la libertad, tan presente en los deseos de sus protagonistas, un grupo de piratas muy alejados de la imagen clásica que tenemos de ellos. Hablamos con su autor para saber más de esta interesante propuesta.
Si bien tu obra ha abordado diferentes temáticas y estilos, una novela de piratas parece a priori algo totalmente alejado de lo que hasta ahora has escrito ¿Ganas de probar nuevas cosas o existen en esta novela claves que enlazan con lo que suele ser tu estilo e inquietudes a la hora de escribir?
Hay un poco de todo. Por una parte siempre me ha gustado cambiar de registros, géneros, y a la vez intentar por un lado mantener en cada cosa que haga mi propia voz o sello reconocible y por otro aportar algo diferente a esos géneros (es decir, si escribo un diario o un libro de viajes, hacerlos a mi manera, hacerlos patxiirurzunianos, como me dijo una vez un lector). Y por otra parte es cierto que en esta novela mi primera novela histórica hay algunos elementos que enlazan con mi mundo, por ejemplo, con las lecturas que me forjaron como lector, los libros de aventuras, o la atracción por personajes que quedan en los márgenes, en este caso brujas, piratas, agotes, leprosos…
Emprender la tarea de crear una novela histórica es asumir riesgos a la hora de describir usos, situaciones e incluso diálogos entre sus protagonistas si se quiere ser lo más riguroso posible, ¿La tarea de documentación previa a la escritura ha sido exhaustiva para ser lo más parecido posible a la idea que tenemos de la época o te has permitido alguna licencia a la hora de desarrollar la trama?
Ese ha sido sin duda el trabajo más costoso, la documentación, intentar mantener el rigor o la verosimilitud histórica. Yo estoy acostumbrado a escribir sobre cosas que me son próximas, y en ese sentido el atrezzo no tiene complicaciones, pero con esta novela a cada paso, con cada detalle me encontraba con dificultades. Por ejemplo, ¿bebían los piratas en botellas de ron? Pues no, porque las botellas en aquella época eran un objeto de lujo… ¿Cómo se deben hablar entre sí los personajes? ¿De usted? No, porque es una fórmula de cortesía posterior. Pero si empleo las de la época, ¿resultan raras para un lector actual? Al final una novela histórica hoy en día es un pacto con el lector, hay que aceptar entre todos ciertas concesiones y entender que estamos ante una ficción histórica. Respecto a esto último, es cierto que, aunque no en papeles protagonistas, en mi libro aparecen personajes históricos reales, como Axular, el inquisidor Lancre, o su ayudante, la joven vidente Morguy, pero por ejemplo en el caso de esta última, apenas hay escrito nada sobre ella, un párrafo en el que se dice que podía descubrir la marca del diablo en los detenidos, y eso da pie a hacer literatura.
¿Cuál sería el objetivo principal de escribir una novela así? ¿Documentar la vida en aquella época por medio de una historia o más bien reflexionar sobre ideas y conceptos más universales siendo la época y el lugar elegidos algo circunstancial?
Sí, en realidad esa etiqueta de novela histórica me incomoda un poco, yo no pretendía hacer una novela de género, no pienso en eso cuando escribo una historia, sino que sucede al revés, imagino historias, o estas surgen y da la casualidad de que son historias que suceden en el siglo XVII, o en los años ochenta, o hoy en día…. No hay una intención didáctica en “Los dueños del viento”, para eso ya están los libros de historia, lo que quiero es contar una historia y hacer literatura, y abordar los temas universales de esta, el amor, la libertad, la soledad, la injusticia… que es lo que en realidad me interesa, entre otras cosas porque son sentimientos y anhelos que permanecen casi invariables a lo largo de los siglos.
Los piratas de la novela y sus desventuras a lo largo de la misma no parecen estar muy cerca de la visión romántica que de ellos se tiene en el imaginario colectivo. Sin embargo sí prevalece en ellos el ideal de la búsqueda de la libertad ante todo.
Sí, una de las cosas que me llevó a escribir el libro fue descubrir que los piratas en realidad no tenían mucho que ver con la imagen que tenemos de ellos, o que han forjado el cine y las novelas, piratas románticos, libres… Lo cierto era que las tripulaciones piratas las conformaban los últimos de la sociedad, delincuentes, asesinos, herejes, esclavos huidos, desertores, pobres de solemnidad… Aquellos que no tenían un lugar en las naciones de Europa. Y que vivían en un clima de violencia y crueldad. Se dedicaban a ello, vivían de la violencia y el terror, porque no les quedaba otra opción. No se hacían piratas por vocación sino por necesidad. Lo curioso de todo esto es que sin embargo estos desheredados fueron capaces de crear, o de intentar crear al menos sociedades, cofradías, que se gobernaban de una manera democrática, igualitaria, asamblearia, muy avanzada para la época. En ese contexto a mí se me ocurrió que el hijo de una bruja de Zugarramurdi, es decir, otro perseguido, podía enrolarse en una tripulación pirata y es de ese modo como se unen los dos ejes de la novela, brujería y piratería. Por lo demás lo que sí es cierto es que en los personajes permanece ese afán de buscar la libertad y el propio destino que identificamos con la figura del pirata, y ese es además el tema principal del libro, la búsqueda de la libertad.
Estamos ante una novela bastante extensa que sin embargo tiene un ritmo que no decae en prácticamente ningún momento de la obra, ¿Haber conseguido esa intensidad en la escritura es fruto del oficio que da la experiencia de acumular ya una extensa bibliografía? No es algo que sea habitual encontrar, ni siquiera en novelas de autores mucho más mediáticos.
Bueno, espero que sí, que sea fruto del oficio —algo habré aprendido en todos estos años— pero también de la pizca de talento que pueda tener, si es que la tengo. Lo que sí tenía claro, lo tengo claro siempre que escribo, es que yo intento escribir literatura, no quiero hacer un simple entretenimiento, ni un “producto”… Me ha sorprendido mucho, durante la promoción de la novela, como una de las cosas que se destacaba de la misma era que es una novela histórica ¡y literaria! Eso de novela literaria debería de ser redundante, pero por lo visto así están las cosas.
Y por último, una pregunta que quizás ya te hayan formulado con anterioridad, ¿Quiénes serían los piratas de hoy día?
Los piratas, como he dicho antes, están muy idealizados en nuestro imaginario, todos hemos jugado de pequeños a piratas, pero lo cierto es que en su época nadie los quería ver ni en pintura, y resultaban terroríficos, nadie aspiraba a ser pirata. Los piratas de hoy en día serían los miles de emigrantes que se agolpan en las fronteras, por ejemplo, o los parados de larga duración, los sin techo, los desahuciados… Los nadies, que decían los zapatistas. Lo malo es que antes al menos les quedaba esa salida, hacia el mar, hoy parece ser que no hay escapatoria, ni posibilidad de rebelarse, de volver a intentar gobernarse de un modo más justo. O sí, quién sabe,¿quién les iba a decir a aquellos desgraciados que los niños acabarían deseando parecerse a ellos?
«Los dueños del viento», Patxi Irurzun. Editorial HarperCollins. 368 páginas.