La gira del combativo grupo de Rap, Los Chikos del Maíz les traerá a Euskadi para presentar su último trabajo “Yes Future”, cuarto álbum de su carrera presentado en formato libro con CD en el que se recogen textos de varios autores en torno a la idea del futuro. Hablamos con Toni Mejías sobre todo ello.
El título del disco «Yes future», el cual se publica junto con un libro, más allá de parecer un mensaje optimista, ¿tiene también algo de crítica a esa reivindicación que se hace del pasado como un tiempo en el que todo era mejor?
Por un lado, como señalas en la pregunta, queremos defender que en esta sociedad que, últimamente, siempre plantea futuros distópicos, existe la posibilidad de un futuro y, sobre todo, un futuro mejor para todas y todos. Sí creemos que se pueden construir alternativas y es lo que defendemos en el libro y en el disco.
Por supuesto, también es una crítica a esa nostalgia absurda que existe hoy día diciendo que nuestros padres vivían mejor, que solo trabajaba una persona en casa, que tenían una vivienda en la ciudad y otra en la playa… Serían las familias de quienes defienden eso. En mi casa (y en las de mis amigos) trabajaban los dos, no teníamos para pagar dos pisos y llegábamos justos a fin de mes. Además, es muy cansina esa nostalgia del “yo fui a EGB” o similares que reivindican lo felices que éramos de niños. Supongo que para ellos era mejor jugar en columpios oxidados, ir a clases sin recursos materiales o, dependiendo de la época, con profesores que podían castigarte, golpearte y/o humillarte.
La nostalgia es una trampa. No éramos más felices, éramos más jóvenes. Y nuestro cerebro se empeña en edulcorar cualquier tiempo pasado. Pero, finalmente, los que se nutren políticamente de la nostalgia son los partidos reaccionarios de extrema derecha que reivindican lo mismo, que antes se vivía mejor y que los cambios solo traen maldades. Ahora vivimos mejor, pero tenemos que seguir peleando para que vivamos bien todas y todos.
Acumuláis ya una carrera de bastantes años en la que, poco a poco, lo que podría parecer una propuesta minoritaria ha ido ganando cada vez más repercusión, todo ello a pesar de no haber contado con demasiado apoyo por parte de los medios de comunicación, ¿teméis de algún modo que el llegar a más personas acabe por condicionaros en vuestro posicionamiento, método de trabajo o grado de implicación que un proyecto así requiere?
Sinceramente, no creo que crezcamos más. Para nosotros llenar el Wizink fue un tope. No nos vemos llenando un estadio de fútbol o similar. Ojalá, pero somos realistas y con el estilo de música que hacemos y, sobre todo, con el contenido que ofrecemos, no parece que podamos ir más allá. Y después de 18 años y tantos trabajos a nuestras espaldas, no va a condicionar nuestro posicionamiento ni manera de trabajar. Ha habido mejoras en sonido, en letras, en ritmos y hemos crecido políticamente juntos a muchos colectivos y personas que no señalaban cosas que no deberíamos decir en letras. Hemos avanzado con esa parte de la sociedad que trabaja para una igualdad efectiva y afectiva, pero la esencia sigue siendo la misma y no nos vemos cambiando a nuestra edad y después de haber crecido ya hasta límites que ni imaginábamos.
Una de vuestras señas de identidad son las contundentes letras en las que, con nombres y apellidos, denunciáis muchas de las cosas que funcionan mal en el mundo. Hoy en día, toda una actividad de riesgo.
Creemos que en este disco hay menos referencias directas, aunque sigue habiendo alguna. No por autocensura ni nada, sino porque este proyecto nos pedía más reivindicar luchas, colectivos y asociaciones que señalar al enemigo con pelos y señales, lo cual ya hemos hecho en numerosas ocasiones. Para construir un futuro entre todas, queremos reivindicar ese legado que nos han dejado y a todas esas personas que siguen peleando; ese hilo rojo que nos une y que nos permite soñar en que la alternativa social es posible.
Está claro que determinadas letras pueden suponer un problema, pero nosotros entendemos la música de esta forma y no vamos a cambiar ahora. No me veo haciendo otras letras mientras siga habiendo conflicto. Es imposible mantenerse neutral en un tren en movimiento. Las consecuencias no las puedes adelantar, aunque puedes intentar no ponérselo fácil al enemigo. Pero cambiar nuestra forma de comunicar, renunciar al altavoz que tenemos y no denunciar las injusticias tremendas que sigue habiendo, sería renunciar a lo que somos y darle la victoria al enemigo sin ni siquiera pelearla.
La evolución lógica de todo proyecto musical os ha llevado a abrir bastante el espectro de estilos por los que transitáis y es en este último trabajo donde más habéis probado con distintos ritmos. Quizás la etiqueta de grupo de Rap se quede ya corta para definir a Los Chikos del Maíz…
No me atrevería a hacer tal afirmación… Lo que sucede es que, como te dije, nosotros sentimos que hemos tocado un techo, que ya tenemos una carrera a nuestras espaldas que habla por nosotros y que nos permite experimentar más. Nos sentimos más libres a la hora de componer y meter nuevos sonidos, pero seguimos sintiendo que hacemos rap porque la parte vocal y la estructural de las letras la seguimos cuidando al máximo.
También esto se debe a que el rap se ha quitado muchos prejuicios que existían antes. Era impensable hace unos años que se mezclara con otros géneros, estribillos cantados, ritmos marcadamente electrónicos, etc. Había demasiado purismo y demasiada testosterona. Por suerte, se abrieron las ventanas y huele menos a cerrado, aunque algunos siguen diciendo que defienden la pureza y lo que quieren es defender su posición. Pero ahora mismo la calidad del rap es mayor, hay más riqueza cultural, más variedad y más público. En gran parte se debe a que hemos decidido dejar de ser un círculo cerrado y compartimos la música con más gente e investigamos más sonidos y más estilos.
Tomar partido siempre acarrea un precio, ¿la militancia puede acabar siendo una losa en el devenir de una carrera artística o sin la misma creéis que vuestra propuesta carecería del eje principal que lo sustenta?, ¿pesa más la música o el mensaje que con ella queréis dar?
Le debemos mucho a la militancia, sobre todo al principio, diría yo. Lo que nos permitió viajar por varias partes del Estado teniendo solo una maqueta fueron nuestras letras y una militancia que se sintió identificado con ellas. Pienso que haciendo letras de otro estilo no hubiera funcionado igual. Siento que aparecimos en el momento adecuado con un mensaje que, en ese momento, en el rap del Estado español no existía o era mínimo. Tal vez con otras letras hubiera funcionado, pero me cuesta creerlo. Son las que nos han abierto la puerta a muchos oyentes que no se habían acercado a este género musical.
En el primer disco seguramente te hubiera dicho que pesaba más la música, pero ahora cuidamos todo mucho más. Habrá gente que nos escuche por una cosa, otros por otra y mucha por la mezcla de ambos factores, pero nosotros intentamos buscar un equilibrio y cuidamos el flow, la instrumental y el contenido de la letra. Forma y fondo. En ese aspecto siento que hemos ido creciendo disco a disco y que hemos aprendido que, sin la forma, el mensaje pierde mucho y llega a menos gente.
Vuestra gira de conciertos os traerá a Euskadi a finales de invierno, ¿qué podremos ver y escuchar en ellos?
Principalmente podrán ver un show donde defenderemos el nuevo disco y ese futuro en el que creemos. Con tantas canciones en nuestra carrera, estamos en un momento en el que cuesta elegir qué temas cantar en directo y cuáles no, pero nuestra idea es incorporar todas las del nuevo disco porque no creamos para que se quede en una estantería o una plataforma digital, sino para compartirlo con la gente y llevar las canciones al escenario. Entendemos que habrá gente que eche de menos determinados temas de otros discos, pero no nos gusta la idea de tirar del recurso fácil de cantar siempre lo que funciona. Pensamos que igualmente pueden ganar mucho los nuevos temas en directo y lo defenderemos al máximo. Aunque el público es soberano, habrá que trabajar para que les guste nuestro nuevo espectáculo.