¿Cuáles fueron las principales condiciones que propiciaron un movimiento como el de la música contestataria vasca (RRV) y que por ejemplo no sucedió en otros entornos azotados por problemas similares?
En primer lugar, creo que deberíamos aclarar qué es eso de música contestataria vasca, porque dicho así resulta algo abstracto o demasiado amplio, ya que, por ejemplo, nos puede remitir inmediatamente a ese renacimiento cultural que se produjo en Euskadi durante la década de los 60. Los 40 Radikales, un ensayo histórico en el que se utiliza los términos de música contestataria vasca y de música underground vasca como sinónimos, no comienza durante esa época, sino en los 80, durante los años del punk y del RRV. Y, en este sentido, la investigación parte de una premisa fundamental: el punk que llegó a la Euskadi de los 80, arrastrado por las corrientes anglosajonas, de vocación completamente irreverente, apolítica y antiestatista no fue en origen diferente a los movimientos que pudieron surgir en Newcastle, Nueva York o Madrid. En esencia, como género estético y musical no fue distinto. Lo que sí marcó el punto de inflexión fue esa vinculación entre música rock y política, un nexo que buscaron partidos políticos como Herri Batasuna (HB), que se fijó en un tipo de música contestataria que podía abrirles las puertas a nuevos mecanismos de acción política, servirles para propagar ideas de manera rápida y eficaz, y, en consecuencia, permitirles llegar a una parte considerable de la sociedad juvenil. Además, lo hizo a través de sus organizaciones juveniles, básicamente Jarrai, que vampirizó una parte importante de los espacios de sociabilidad de la juventud vasca, principalmente la desencantada con el sistema socio-político y económico, y contribuyó a la reorientación de sus intereses hacia la represión policial. Este tipo de circunstancias causaron una confusión generalizada que, en el mejor de los casos, hizo que la juventud underground se acomodara a la situación cotidiana de la violencia.
¿Fue acertada aquella etiqueta de Rock Radikal Vasco para englobar a todos aquellos grupos?
Creo que el RRV funcionó, si se valora la etiqueta desde la perspectiva en la que se concibió, es decir, desde sus principales objetivos: atraer la atención de los medios de comunicación y hacer la contra a la Movida Madrileña. Funcionó, además, porque se magnificó la parte más contestataria de lo punk, al construirse en contraposición a una Movida a la que consideraban vacua y excesivamente hedonista. De hecho, desde Egin, Blasco y Cabeza pusieron mucho énfasis en consolidar una marca basada en el discurso letrístico antisistema de los grupos y lo lograron. Pero, el RRV se acabó quedando corto en cuanto a la inclusión de diferentes géneros músico-estéticos porque, si bien es cierto que hubo una amalgama de estilos, fue una etiqueta excluyente con aquellos grupos vanguardistas que o bien sus letras no tenían un discurso antisistema claro o, simplemente, eran demasiado antisistema. Me explico. Hubo bandas que no renunciaron a su esencia punk, a criticar a todos y cada uno de los actos que les parecieran injustos de los partidos políticos y movimientos sociales y eso a veces no gustó en según qué medios. Uno de los casos más claros, aún a riesgo de mitificación, es el de Eskorbuto, que rechazó abiertamente la etiqueta, tras las discrepancias que tuvo con organizadores, comisiones de fiestas y medios de comunicación cercanos a HB.
¿Aquel movimiento fue inspirado por alguno otro acaecido en el exterior o fue algo que surgió de forma espontánea y de alguna forma de manera única?
El RRV no surgió de manera espontánea, había cierto caldo de cultivo a nivel estatal e internacional (Londres, Berlín, Nueva York) que permitió la eclosión de un movimiento de estas características. Lo que hizo novedoso al RRV fue su forma de concreción marcada por el contexto social, político y económico de la reconversión industrial, la violencia y el terrorismo de ETA, la represión policial, el avance de la Transición y la progresiva consolidación del sistema democrático, el franquismo sociológico,…Fue, en definitiva, un movimiento que, guste o no, fue un soplo de aire fresco si atendemos a las múltiples ramas que lo sustentaron: autogestión, contracultura, radios libres, contrainformación, movimiento Okupa…Todas ellas, cuestiones que evidentemente no eran nuevas y por las que se interesaron prestando atención a las actividades de grupos autogestionarios europeos como Los Provo holandeses.
Ciertas letras de algunas canciones de entonces suscitarían agrias controversias si se publicaran hoy día, ¿vivimos en una especie de resaca reaccionaria de la libertad de aquellos tiempos?
Sí, sin duda alguna, estarían sujetas a vetos y censura. No sé si lo denominaría resaca reaccionaria, pero, sí que creo que estamos asistiendo a una involución clara en materia de libertad de expresión, más, si comparamos nuestra actual legislación, y tomo como referente la polémica reforma del código penal, con otros países europeos. Tampoco ayuda que músicos como Loquillo, que llevan sobre el escenario más de 40 años y que han compuesto canciones tan controvertidas como “La mataré”, actúen como si fueran algo así como miembros de la policía de la moral y que se muestren tan insolidarios con quienes son sus compañeros de profesión y declaren que no le importa lo más mínimo que metan a un rapero en la cárcel por el contenido de sus letras. Por tanto, me atrevería a decir que sí, que estamos asistiendo a cierta deriva arcaizante, en la que los poderes públicos han empezado a legislar para evitar la difusión de ciertos mensajes que se salen de la norma, de convocatorias de manifestación, de ciertas consignas o la amplificación de determinados movimientos. Y el ejemplo más claro lo tenemos en el paquete de Leyes Mordaza y las consecuentes polémicas que están surgiendo a día de hoy en Internet y las redes sociales, donde muchos artistas se posicionan, ironizan y realizan comentarios sarcásticos con drásticas consecuencias. Sin duda, el debate de la libertad de expresión es necesario y debe marcar la agenda política en un futuro cercano, porque, como dijo Orwell, si la gente está interesada en la libertad de expresión, habrá libertad de expresión, aunque las leyes la prohíban, pero, como ha añadido, Juan Soto Ivars, si no estamos interesados en ella, no servirá de nada, aunque las leyes la permitan.
¿A qué puede ser debido que hoy en día y tras largos años de crisis no haya surgido un movimiento similar de canción contestataria que ataque o critique estos tiempos de Capitalismo tardío? ¿Ha perdido la música la capacidad de influencia de épocas pasadas y la contestación a lo establecido busca nuevas vías?
Aunque, bajo mi punto de vista, la música ha perdido parte de la capacidad transgresora que tuvo en épocas pretéritas, no creo que su capacidad para despertar conciencias esté enterrada. Quizá su visibilización no sea tan llamativa como la era pre-Internet, porque a día de hoy hay clubes, movimientos, grupos, etc. para casi todo y pasan más desapercibidos, pero, sí que hay movimientos, incluso más globales y políticos si cabe que las mencionadas Movida y RRV. Un claro ejemplo es el colectivo de rap político La Insurgencia que, precisamente, nació con posterioridad al 15-M de 2011 para criticar estos tiempos de capitalismo tardío que comentas. Este colectivo, al que pertenecen raperos como Siker, Nyto, etc., y que se autodenomina comunista y combativo, no tiene pelos en la lengua y se expresan sin marcarse límites, quizá, por ello, lo estén pagando con sentencias económicas y de cárcel…