No es sencillo encuadrar en una disciplina determinada al artista Enrique Rey Monzón, quien demuestra su maestría con todo aquello que tenga que ver con la imagen. Sus obras en diseño gráfico, cine o fotografía hacen gala de una muy depurada técnica, puesta tanto al servicio de trabajos por encargo como de su obra personal, haciendo siempre gala de una creatividad que le permite llevar a la imagen más allá, para dar paso a nuevas realidades. En esta entrevista nos habla de su forma de trabajo, inquietudes y fuentes de inspiración.
Tu obra abarca prácticamente todo el rango audiovisual, diseño, fotografía, cine… ¿en qué disciplina de todas ellas te sientes más cómodo?
Yo me siento más cómodo en el momento en el que, sea cual sea la disciplina, tengo una idea previa que es la que voy a desarrollar. Quiero decir que si es un cortometraje me siento cómodo porque hay una idea que se ha ido desarrollando durante un tiempo y cuando llega por ejemplo el momento del rodaje tengo muy claro qué quiero contar y cómo quiero hacerlo, así que se trata de llevar lo que tengo en mi mente a la realidad. En el caso de la fotografía o del diseño ocurre parecido, no te sientas delante del ordenador a ver qué se te ocurre o coges la cámara y ya se verá. Para llegar a un diseño hay una idea previa y en el caso de la fotografía un estilo o algo que contar. El problema no es tanto, para mí al menos, la disciplina sino tener claras las cosas antes de ponerte a ellas. Pero si tuviera que elegir me quedaría con el cine. El cine supone crear un mundo diferente de aquel al que te enfrentas a diario. Recuerdo en el rodaje del último corto estar en un callejón de noche, con los actores, la iluminación, etc… y pensar al mirar por cámara que esa misma mañana había estado en esa localización y como en ese momento lo que veía en el monitor era totalmente diferente, cómo gracias al trabajo de los que estaban a mi alrededor se había transformado la realidad para conseguir lo que tenía en mi cabeza, y esa sensación, pese a todos los problemas que suele haber, merece y mucho la pena.
Es dentro de la fotografía donde mayor variedad de géneros podemos encontrar en tu trabajo. Retrato, fotografía de calle, de viajes, también foto de autor… una producción muy diversa. A la hora de fotografiar, ¿surge la imagen en tu mente antes de hacer la fotografía planificando la escena de forma previa o te dejas guiar un poco por la intuición del momento?
Ambas en realidad, porque depende del tipo de fotografía que esté realizando en cada momento. Lógicamente en la fotografía de calle o de viajes estás obligado a trabajar según el momento porque no sabes qué es lo que te vas a encontrar, a diferencia de una sesión de retratos, por ejemplo, en la que tienes pensada de antemano la iluminación, las poses, etc… Sin embargo también hay una mezcla de actitudes en ambos casos. Cuando salgo a la calle con la cámara tengo un estilo, busco un tipo de imágenes que me atraen en base a una luz o a una situación determinada, así que desde el principio tengo parte de la imagen planificada. Y en el caso de las sesiones de estudio ocurre lo contrario, una vez pensada y preparada la iluminación surgen en el momento ideas que no tenías porque la persona que tienes delante te ofrece o te permite realizar cosas diferentes que van surgiendo.
A día de hoy la fotografía se ha universalizado de tal manera que vivimos una avalancha de imágenes sin precedentes. ¿Crees que pueda acabar produciéndose un hastío ante ella que acabe por retraer a gente con inquietudes artísticas de emplear esta disciplina para expresar su creatividad?
Creo que ese problema no se reduce únicamente a la fotografía sino que afecta a más disciplinas artísticas, como el cine, sobre todo en el caso de los cortometrajes o en la literatura los relatos cortos. Hace poco vi que en un concurso de cortos habían recibido 1200 a concurso. Ya no es sólo el hecho de cómo conseguir destacar entre todos ellos sino para empezar cómo conseguir la atención necesaria del jurado durante el tiempo que dura tu trabajo para que se valore de forma adecuada y no pensando en todos los que quedan aún por ver.
En el caso concreto de la fotografía han confluido varios factores, por un lado el abaratamiento de las cámaras y sobre todo la llegada de los móviles, y por otro la invasión de plataformas que en principio estaban pensadas en exclusiva para la fotografía por personas ajenas a ella, lo que hace complicado encontrar un lugar donde las imágenes se valoren por ellas mismas y no por los contactos que tengan. Eso puede llevar al desánimo, pero hay que entender que el arte, como la vida, no es un sprint sino una carrera de fondo, en la que hay que luchar, encontrar un estilo, expresarse y poco a poco encontrar un hueco.
¿Podrías comentarnos cuáles son los motivos o autores en los que te inspiras para realizar tu trabajo? ¿Varían según la disciplina que abordes?
Si hay un autor que me inspira, además de disfrutar con su trabajo, es Steven Spielberg, un referente que además me sirve para varios campos, por un lado su forma de narrar, cómo consigue que los personajes se muevan por la escena, y por otro la fotografía, la luz que tienen sus películas. Pese a la diferencia abismal entre sus posibilidades y las mías es una inspiración a la hora de trabajar. Y después de él, saltando de disciplina, hay un fotógrafo que no me canso de admirar que es Elliot Erwitt. Tiene una mirada optimista incluso cuando se encuentra fotografiando la guerra de Vietnam y una forma de ver las cosas diferente. Lejos de sus imágenes más conocidas, a mí hay una particularmente que me parece que resume su trabajo y su sensibilidad, y que creo que conecta también con la de Spielberg, y es la de un miliciano, en Valencia, y su novia bailando en la cocina mientras Erwitt desde lejos les saca una foto.
¿Te sientes más cómodo trabajando por encargo, diseñando por ejemplo un logo o cartel para una empresa determinada o haciendo una sesión de fotos planificada de antemano o es cuando no hay condiciones previas cuando mejor te desenvuelves en tu proceso creativo?
Creo que estoy más cómodo cuando hay un reto. Evidentemente cuando has hecho algo varias veces tienes una seguridad en que lo vas a hacer bien, pero personalmente es más interesante en el caso contrario, cuando es la primera vez. En ese momento creo que te concentras más, estás atento a más detalles, buscas sorprender, etc… Salir de la zona de confort es sin duda lo mejor para el proceso creativo. Si luego le añadimos el no tener condiciones previas aún mejor porque te permite experimentar, jugar con el trabajo, pero aun así, creo que lo mejor son esos nervios que tienes al hacer algo por primera vez, o algo que tenías olvidado, los que hacen que esté más cómodo.
Suele ser habitual que quien realiza cortometrajes antes o después acabe saltado al largometraje, a pesar de las grandes complicaciones que llevar a cabo semejante tarea, ¿te ves en futuro cercano asumiendo un reto así?
Estaría bien, pero hay que reconocer que un largo son palabras mayores, pero también hay que tener en cuenta que ese salto ya no se realiza, por un lado por las dificultades que conlleva y por otro porque son lenguajes diferentes, conceptos distintos. El corto es una disciplina propia, tiene sus reglas, su forma de contar historias de manera particular y no es necesariamente una vía para llegar al largo, en realidad puede ser una meta en sí mismo. Lo que ocurre que, a nivel de público, el corto parece un trabajo menor y una antesala del largo, cuando no tiene porqué ser así en ninguno de los dos casos.
Puedes disfutar de la extensa obra de Enrique Rey Monzón en su página web: