Por fin llega el esperadísimo segundo álbum de la cantaora catalana Rosalía tras la presentación a principios de verano de dos temas del mismo, “Malamente” y “Pienso en tu mirá”, canciones que la convirtieron de inmediato en el centro de todas las miradas.
Un segundo trabajo que supone un salto hacia adelante tras su disco de debut «Los Ángeles» en el que si bien ya se apreciaba que estábamos ante una muy prometedora artista, pocos podrían prever el huracán mediático en el que se iba a convertir un año después. Repercusión aumentada además por un absurdo debate en el que sus detractores le acusan de apropiacionismo cultural, como si el hecho de que origen, etnia o un estrato social determinado te invalidaran para cantar flamenco y obviando el hecho de que la evolución de la música y de cualquier expresión artística se basa en la mezcla y la asimilación de referentes previos.
Horas y horas de estudio junto a Pablo Díaz-Reixa (El Guincho) hasta dar con un sonido nuevo, fruto de una acertada mezcla de estilos, manejo de samplers y experimentación para vestir unas muy cuidadas letras que hablan de dolor, relaciones tóxicas y empoderamiento. Y es que los once temas que componen en forma de capítulos este “El Mal Querer” dan forma a un álbum conceptual, complejo y, por encima de todo, arrebatadoramente bello en el que, a partir de ritmos y melodías cercanas al flamenco, cada canción evoluciona y se nutre de variadas referencias que van desde ritmos Trap a propuestas abiertamente experimentales y en el que no ha dudado de acompañarse de muchos y diversos colaboradores para crear el que probablemente será el disco del año.
Rosalía, ya convertida en fenómeno global, se enfrenta a partir de ahora al reto de abstraerse de todo lo que su figura genera a su alrededor y no desviarse de un camino creativo que promete cambiar, como pocos han logrado, la creación musical.