El inquieto escritor y periodista Juan soto Ivars publica “Arden las redes”, trabajo en el que analiza el impacto que el uso de las redes sociales ha tenido en cómo seguimos la actualidad y debatimos sobre ella, dando cuenta de alguna de las sonadas polémicas generadas en los últimos tiempos.
¿Cómo surge la idea de escribir un libro como este?
Este era un tema que se había estado tratando en artículos de opinión de prensa. Me fui dando cuenta de que hacía falta unir todo lo que se estaba diciendo, seleccionar y hacer una especie de teoría que sirviera de guía para entender este fenómeno que yo denomino poscensura y que es la catarata de polémicas constantes que en suceden en las redes.
Se asiste a un ambiente de cabreo generalizado de las redes, ¿es un reflejo del sentir general de la sociedad o esto de las redes sociales es un lugar aparte donde desahogarse?
En la calle nunca se nota. Hay una diferencia básica entre una discusión en redes sociales y en persona y es que cuando discutimos en persona, por cómo funciona nuestro cerebro, tratamos de acabar la discusión bien. Una discusión loca de familia sobre política en la que todo el mundo se insulta suele finalizar con un reencuentro. En las redes sociales, a diferencia de en la calle, nos desprendemos de la urbanidad y la cortesía con las que nos solemos comportar y las discusiones suelen acabar con insulto o bloqueando. En la calle no se nota una crispación como la que te encuentras en las redes sociales, pero sí se acaba notando en lo que se vota. Un buen ejemplo de ello ha sido el ascenso de Trump en Estados Unidos, que solo se entiende por un clima de confrontación en la sociedad americana que sí tiene reflejo en las redes pero no se aprecia en la calle. Así que sí, para analizar la crispación, las redes sociales son un medio más preciso que el sentir de lo que puedas ver en la calle.
Las redes sociales parecían a priori un medio insuperable para ejercer la libertad de expresión. Sin embargo, en ellas se ha originado un fenómeno que denominas poscensura y que consideras aún más peligroso que la censura misma. Explícanoslo.
Hasta ahora la censura había existido como un asunto vertical. La censura emana del poder, decide qué se ve y qué no, decide lo que es bueno o nocivo y parte de la base de que la sociedad es estúpida y manipulable y que ha de cuidar la moral pública. En cambio ahora, ese celo en cuidar de la moralidad pública la están ejerciendo nuestros vecinos y amigos, salvo unos pocos que se dan cuenta de que la libertad de expresión ha de estar por encima. La censura necesita leyes y la poscensura no necesita más que grupos bien organizados en las redes sociales y en cuanto llega a la prensa, esas manifestaciones de la expresión individual se convierten en un asunto de opinión pública.
¿Qué papel juega, si es que juega alguno, el periodismo de clics en la incesante sucesión de polémicas casi diaria que surgen en torno a cualquier personaje público?
Creo que es más bien al contrario. Los procesos de linchamientos virtuales suelen surgir de las redes sociales, especialmente en Twitter y es al alcanzar allí relevancia cuando la prensa sensacionalista acude a buscar esos clics. Pero no creo que sea la prensa quien fomenta los linchamientos dentro de Twitter. Sí que los fomenta en ocasiones desde fuera. En el caso de María Frisas por ejemplo, (hubo una campaña en Twitter contra ella acusándola de fomentar el bullying en un libro suyo) la prensa se hizo eco de la polémica surgida y la prensa sí que alimentó la petición de firmas contra su libro, pero en general la polémica se crea en las redes y si la prensa sensacionalista no se hiciera eco de estas polémicas, no serían más que tormentas en un vaso de agua pero que alcanzan relevancia al llevarlas a los titulares, haciendo además un trabajo periodístico muy malo, por cierto.
Llama la atención que estas polémicas hayan tenido como protagonistas a personas de muy diversa condición e ideología. Si las redes sociales son el reflejo del sentir popular no parece que ningún colectivo se libre de actuar como una masa inquisitoria.
Sí, es que no se trata de un asunto ideológico. Es un asunto de guerra cultural. De manera simplista podríamos pensar que son los colectivos quienes promueven esos linchamientos, pero son unos pocos los que se arrogan el derecho de ser portavoces y hablar en nombre de un colectivo entero cuando no son más que unos pocos los que se indignan y buscan el linchamiento. Y tenemos ejemplos de ello casi a diario, aunque afortunadamente ya van surgiendo voces dentro de cada colectivo que se desmarcan y dicen no sentirse representados por estos grupos que pretenden hablar en nombre de todos.
¿Cómo crees que evolucionará el uso de las redes sociales? ¿Seguirá habiendo polémicas mientras su uso sea masivo o se aprenderá a hacer un uso más sosegado?
No me veo capaz de predecir el futuro pero no sé, desde luego ha habido ya una evolución y no ha sido a mejor. El ascenso de Twitter, red social en la que no hay la privacidad que tienen los perfiles de Facebook, sí ha fomentado esa vigilancia hasta convertirse en un agitador de furias absolutamente inesperado. Pero quiero creer que sí, que con la ayuda de los programadores de las redes sociales, los medios tratando mejor estos temas y esperando que esos amantes de la indignación se acaben por aburrir, se alcance de una vez un consenso y se entienda que la libertad de expresión no ha de entenderse como una agresión, entendiendo que puedes leer algo que no te guste o te ofenda y no pasa nada. Pero no sé si va a ser así, de momento se ha ido a peor.