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10 ingobernables. Ganas de complicarse la vida.

10 ingobernables. Ganas de complicarse la vida.
Foto David Conde

 

La periodista y activista feminista June Fernández publica una colección de relatos en la que sus protagonistas ponen en entredicho mandatos sociales, estéticos y sexuales, reivindicando por encima de todo el derecho a vivir como nos de la gana. En esta entrevista nos cuenta qué le llevó a escribir este libro y reflexiona sobre la diversidad de género.

Los relatos que conforman este libro tienen por momentos un estilo cercano a la crónica periodística, ¿son los personajes que aparecen en ellos personas reales o te has valido de tus conocimientos de Periodismo para crear una ficción revestida de realidad?

Es un libro de periodismo narrativo, un género no demasiado popular en nuestro entorno y en el que la editorial Libros del K.O. es una referencia imprescindible. Cuento las historias de personas reales, solo una pidió usar seudónimo y no hay ningún elemento de ficción. El Ajero, un anciano que no escondió su homosexualidad ni en el franquismo, se le puede ver todas las mañanas frente al mercado de La Ribera.

¿Has encontrado nuevas dificultades a la hora de culminar un proyecto como un libro con las que no tienes que enfrentarte en tu trabajo habitual como redactora en diversos medios?

Como dice mi editor, Emilio Sánchez Mediavilla, cuyo apoyo ha sido clave, tuve que quemar el corsé del periodismo diario. Cambiar el ritmo, no resumir todo en el primer párrafo, disfrutar describiendo paisajes, olores, voces, detalles que metan a las lectoras y lectores en una atmósfera determinada… Otra dificultad fue ampliar contexto sin hacer el relato demasiado denso. Como periodista digital estoy demasiado acostumbrada a meter enlaces para que la gente amplíe la información. De ahí la profusión de notas al pie para que la gente pueda profundizar en los frentes que abre cada personaje: el activismo gordo, la lucha por la despatologización de la transexualidad, la izquierda crítica en Cuba…

A pesar de ser historias independientes unas de otras tanto en lugares como en personajes, sí puede encontrarse un nexo en común en todas ellas, ¿podrías explicarnos cuál es?

Todos los personajes desobedecen mandatos sociales. Ya sea porque su cuerpo no se corresponde con lo que se considera normal o bello (por ser gordo, trans, enfermo o estar lleno de cicatrices), porque su identidad de género es fluida (Juanita Márkez se nombra indistintamente en femenino y en masculino; Juanita Urbina es una mujer trans que ahora se refugia en una apariencia masculina…). En el libro conviven transgresiones más épicas (Irina, que participó desde su silla de ruedas en revoluciones y guerras) con otras más cotidianas (las ancianas gallegas que mantienen vivo un juego tradicional en peligro de extinción). Son personas admirables que, sin embargo, luchan contra el olvido, porque sus historias no son de las que se cuentan en los libros de texto o en la industria del cine. Otro protagonista del libro es el activismo: utilizar las violencias vividas para ayudar a otra gente y transformar la sociedad es un motor para casi toda la gente que he entrevistado. Por ejemplo, la lideresa indígena Doña Sebastiana sobrevivió a décadas de maltrato por parte de su marido, y ahora se dedica a acompañar a las mujeres en situación de violencia, incluso a costa de poner su vida en riesgo.

Si bien se presume en una sociedad como la nuestra de ser tolerante y abierta, no hace falta rascar mucho para encontrar grandes dosis de intolerancia ante todo aquel que no sigue unos patrones, algo más amplios que hace un tiempo por fortuna, determinados, ¿en qué estamos fallando?

Se ha defendido la equiparación de derechos entre mujeres y hombres pero no se ha cuestionado suficiente qué entendemos por mujer y por hombre, qué esperamos de las personas en función de su sexo y por qué desconcierta tanto que alguien se aleje de esos patrones. Esto se ve en personajes como Nicole, que es intersexual (una identidad atravesada por el tabú; hay gente que sigue pensando que el conocido popularmente como hermafroditismo es una leyenda urbana) o Antar, que se define como transgénero pero no quiere pasar por el aro de la hormonación y la atención psiquiátrica que impone la Ley de Identidad de Género en España. Por otro lado, frente a la tendencia a enfocar el feminismo, el antirracismo o lo LGTB como luchas compartimentadas e inconexas, creo que hay que promover la diversidad de una forma amplia e interrelacionada: se trata de resquebrajar un modelo de normalidad que nos uniformiza y que produce exclusiones múltiples.

¿Será esta la generación que consiga la erradicación de toda discriminación por motivos de género u orientación sexual o siempre habrá trabajo por hacer y vigilancia que mantener?, ¿es tarea de cada ciudadano hacer que así sea o ha de ser el Estado el garante de ello?

En el libro pongo en valor la contribución que hacen los movimientos sociales y comunitarios, porque empujan tanto los avances políticos o legislativos como las prácticas cotidianas. Desde el ámbito político se pueden hacer muchas cosas, y de hecho, se están haciendo con ese empuje activista: por ejemplo, en Cataluña se ha aprobado un nuevo modelo de atención sanitaria que ya no considera la transexualidad como una enfermedad mental. El libro se hace eco de esos procesos políticos pero también está pensado para que cada persona reflexione sobre su papel en el día a día. ¿Dónde te sitúas tú? ¿Te sientes cómodo en ese modelo de normalidad? ¿Eres consciente de qué produce tanta violencia? ¿Cómo puedes ayudar a dinamitarlo?

 

«10 ingobernables». June Fernández, Libros del K.O. 270 páginas, 15, 90 Euros. (6,99 Euros, eBook)

 

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